Después de la princesa, la reina también sufrió una enfermedad desconocida. Con el paso de los días, el número de muertos había aumentado. 


El secretario no pudo abrir la boca fácilmente cuando Sabelian preguntó, éste estaba asustado por la cara fría del Rey.


— La princesa Blanche está casi completamente curada. Pronto podrá retomar su vida diaria.


— ¿Cuál es el estado de Abigail?


— El médico está haciendo lo mejor que puede en este momento…


— No pregunté eso. ¿Cómo está Abigail? 


La voz de Sabelian salió con ira provocando que todos los presentes se quedaron en silencio.


Parecía haber una brisa helada que soplaba dentro de la habitación. 


Sabelian era como un hombre que apuntaba con un cuchillo a todas partes.


En estos días, su expresión se había aflojado y su secretario había olvidado el carácter frío del Rey. 


Él inclinó la cabeza inconscientemente.


—... Su enfermedad está empeorando. — El secretario temblaba ante la respuesta de Sabelian.


— ¿Algún médico, funcionario o mago logró algún avance?


— …No


Fue una suerte que ninguno de ellos se encontrara frente a Sabelian, si no habrían presenciado la ira de este. 


Las personas más talentosas de la nación todavía no habían logrado descubrir cómo empezó la epidemia, y mucho menos una cura.


Si Blanche no hubiera empezado a recuperarse, no se sabía que hubiera pasado con ellos. 


Sabelian podría castigarlos solamente para descargar su ira, y esto no ayudaría a resolver este problema. Conociendo los hechos, Sabelian sólo podía contener su ira.


Al inicio cuando Abigail y Sabelian eran recién casados, había ocurrido una plaga.

No es que la plaga no fuera controlada en  aquel momento. Más bien, en comparación esta epidemia era mejor que la de ese momento. 


La escala era pequeña y el número de muertes aún era pequeño. Lo único preocupante era que no se sabía la causa de la enfermedad. 


Aún así, Sabelian estaba más ansioso que nunca. No sabía el origen de su estado. 


¿Por qué estaba tan enojado y ansioso? 


El estaba ansioso. Tenía miedo.


Se sentía como un hombre parado al borde de un acantilado quien temblaba al toque del viento.


«Si Abigail muere de esta enfermedad. Si ella desaparece de mis brazos...»


Sabelian ya había experimentado la muerte de Abigail una vez. 


Cuando se enteró de la muerte de Abigail, sintió lástima, no pena ni alivio. No le caía bien. Solo sintió pena por ella. Una pobre que fue utilizada como una herramienta de poder, como cualquier otra mujer.


En ese momento, Sabelian esperaba que no se volvieran a encontrar en otra vida, pensaba que no eran una buena pareja tanto el uno para el otro, entonces sólo arrojó un lirio blanco al ataúd.


Pero si en este momento estuviera frente al ataúd de Abigail… 


¿Podría pararse frente al ataúd tan tranquilo como lo hizo la primera vez?


 Al pensar en un posible funeral de Abigail, Sabelian sentía que le ardia el estomago.


«No lo permitiré. No dejaré que Abigail muera.»


Pensó Sabelian mientras apretaba los dientes hasta el punto de que sería fácil romperlos.


— Llamen a todos los diplomáticos ahora mismo.


—... ¿Quieres decir ahora?


El secretario se atrevió a preguntar. La razón era porque ya era muy tarde en la noche.


— Si en este momento.


— Su gracia...


Millard, que observaba la situación desde un lado, abrió la boca. Sabelian hurgó alrededor.


— La reunión está programada para mañana temprano por la mañana. Incluso si los llama ahora, no habrá una gran diferencia.


Solo Millard, que había servido a Sabelian durante mucho tiempo se atrevería a decir a contradecir a Sabelian.


Los ojos de Sabelian se fijaron en Millard con duda. 


— Estoy seguro de que la Reina también quiere que lo trates con calma.


Al escuchar el nombre de Abigail era como la caída de un balde de agua sobre el. Con esto, Sabelian se calmó, de repente de alguna manera tuvo un mareo. Escuchar sobre la reina hizo que reflexionara sobre sí mismo.


 Esta era la primera vez que se estaba dejando llevar por la emoción.


Siempre había sido racional, sereno, sensato… 


Sabelian siempre había vivido de esa manera, pero en estos momentos se había olvidado de todo. 


Más que nunca, Sabelian ahora era un hombre nervioso, obtuso y cobarde.


«¿Por qué me he vuelto tan estúpido? ¿Por qué hago algo tan estúpido?»


— ...Vete. No tienes que llamar a los diputados.


— Sí señor.


Con esto el secretario salió corriendo del lugar a toda prisa. 


El fuego, que había logrado quemar el corazón de Sabelian, disminuyó, pero el hollín permaneció. 


Ni siquiera las luces de la habitación podían deshacerse de la sombra de su ser frio.


— La reina estará bien.


Incluso con el consuelo de Millard, estaba lejos de estar aliviado. 


— …Lo sé.


Incluso si uno se enfermaba no moria. Los muertos eran los plebeyos o vagabundos que no eran atendidos adecuadamente. 


Ahora que Blanche se ha recuperado, Abigail pronto se libraria de la enfermedad. Los médicos estárian trabajando para ella.


— ...sal, Millard.


Sabelian no quería escuchar nada más de parte de su subordinado. Después de esto la habitación quedó en silencio. 


Cuando Sabelian se quedó solo, sintió que la oscuridad pesaba, dejo que la ira se fuera dando paso al anhelo. 


Sabelian extrañaba a Abigail, después de que enfermo la visitó varias veces. 


Sin embargo, deambuló por la puerta varias veces cuando su médico le dijo que necesitaba descansar.


Sabelian no podía soportarlo más. Se dirigió a la habitación de Abigail, cada vez que estaba de camino se sentía extraño.


Cuando Sabelian llegó a la habitación, el médico salió con una mirada somnolienta. Si realmente estuviera durmiendo, lo habría agarrado por el cuello y lo habría arrojado por la ventana.


— ¿Cómo está Abigail?


— Su Alteza está dormida ahora. Hoy tiene un mejor aspecto.


Cuando escuchó eso, el aire pareció filtrarse en su corazón. 


— Entraré solo a mirarle la cara.


Sabelian no tenía la intención de despertarla, si ella estaba durmiendo profundamente, lo único que necesitaba era mirarla. 


El médico intentó detenerlo una vez, pero no pudo mantener la boca abierta e inclinó la cabeza, intentando hacer el menor ruido posible. 


Después de esto, Sabelian entró a la habitación. 


El cuarto estaba oscuro. Esperó un momento a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad.


Cuando el contorno de los muebles se reveló débilmente, se escuchó un pequeño aliento.


Sabelian se acercó con cuidado a la cama. Incluso en la oscuridad, la cara de Abigail era claramente visible.


Abigail estaba dormida como dijo su médico. Debido a la enfermedad que padeció en estos días, sus mejillas estaban agrietadas y su cara estaba pálida.


«Ha pasado mucho tiempo desde que la vi. No, en realidad solo han pasado unos días. Pero, ¿por qué parece que han pasado años?»


Pensó que se sentiría aliviado de ver su cara, pero ver esa cara sin vida le preocupaba más. 


Se sentó en silencio al lado de la cama. 


Solo iba a ver a Abigail, pero cuando vio su rostro, no pudo irse. 


Sostuvo la mano de Abigail con cuidado, sus manos cálidas se sentían un poco frías hoy. La mano de Abigail se estremeció por un momento. Luego agarró la mano de Sabelian. 


Pensó que estaba despierta, pero parecía que aún dormía. Sabelian, aliviado, sostuvo su mano durante mucho tiempo. 


Se sintió impotente.


Todavía estaba en cama, a pesar de que trajo todo tipo de excelentes medicinas, magia y médicos competentes. El hecho fue simplemente molesto. No podía creer que el rey del país no podía ayudar a mejorar la enfermedad de su esposa.


Era terriblemente triste, esto despertó por primera vez una sensación de impotencia en Sabelian. 


Miro a Abigail con un corazón miserable. 


Es la segunda vez que veía su cara adormilada. Al no dormir juntos, Sabelian no podía ver su cara dormida cuando quisiera.


— ...Umm.


En ese momento, Abigail gimió, se sacudió y se volvió. Sabelian se sobresaltó y echó la cabeza hacia atrás. En ese momento Abigail abrió los ojos.


—... ¿Sabelian?


A juzgar por sus pobres ojos, todavía estaba medio dormido. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre sin título honorífico.


— Sí, Abigail, aquí estoy.


Sabelian estaba demasiado feliz de que Abigail lo llamara por su nombre.


Abigail todavía lo miraba con una mirada nebulosa.


— ¿Su Alteza? ¿Por qué estás aquí…?


— La promesa… —  Sabelian la tomó de la mano con un poco más de esfuerzo. Todas las noches, iré a tomar la mano de mi esposa.


Eso era solo una excusa. El solo quería satisfacer su egoísmo estando con ella, pero no podía decirle eso a Abigail.


Abigail se rió de las palabras.


— Gracias por venir. Te extrañé.


No habría dicho esas palabras normalmente, pero debido al sueño y la enfermedad, los sentimientos honestos de Abigail fluyeron.


Abigail había estado enferma durante días y pensó en él. En el pasado, no tuvo que verlo durante semanas, pero quería verlo de alguna extraña manera. 


Extrañó esta mano que la sostenía firmemente. Extrañó esa pared fría pero amigable. No había nada que no echara de menos, incluso su voz tranquila. 


«Extrañare esto, quizás es porque estoy enferma. Te sientes solo cuando estás enfermo. Por eso lo extrañé tanto.»


Mientras Abigail pensaba en ello, Sabelian se dejó llevar un poco. 


Tomó cuidadosamente la mano de Abigail y se la llevó a la cara. 


La mano de Abigail le tocó la mejilla. Su latido del corazón fue entregado a Abigail a través de la punta de su dedo.


— Yo también te extrañé.


«Hasta el punto de la muerte. Hasta los huesos. Te extrañé como un loco. Te extrañé mucho. Pero tú también me extrañaste. Quiero quedarme contigo todo el tiempo.»


           Traductora : Ann y Correctora: Memi


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