Hoy también fue un día duro. Jugaba golpeando mis piernas contra la cama, en ese momento bosteze por un largo tiempo.
Después de un día largo, estaba por acostarme. Cuando hundi la cabeza debajo de la almohada empecé a escuchar gritos persistentes a lo lejos.
Inmediatamente me levante, sacudi mi cabeza aun con los ojos cerrados, recupere mis sentidos.
Era el sonido de una campana que significaba que la señorita me estaba buscando. Y todo ese alboroto era.. ¿porque estaba tardando en llegar?
Diana corrió apresuradamente. Tan pronto como abrió la puerta, algo entro volando. Lo que golpeó era una bofetada que caía sobre su rostro.
— Lo siento – Diana inclinó la cabeza y se disculpó.
— Ve a la boutique, busca las perlas plateadas y el cuarto anillo. Dile que lo cambiaras. Ahora mismo.
Diana levantó la vista sorprendida.
— ¿Ahora...?
Podia ver la puesta de sol desde la ventana detras de ella. Todo indicaba que pronto caería la noche.
— Mmm.. pero señorita. El lugar esta en la siguiente ciudad.
— ¿Quién no sabe eso?
Diana se mordió los labios. La niña que la ordenaba era hija del barón de Burdeos.
El territorio de Burdeos era pequeño y rural, pero era cómodo vivir ya que se encontraba a lado de Aquisgrán, la ciudad más grande de la parte central del país. Y Diana era la criada más joven que trabajaba en la mansión del baron de la finca de Burdeos.
Diana no era una criada en primer lugar.
Todo comenzó cuando la madre de Diana trabajaba como tutora de la casa del baron Burdeos. Ella no tenía ni idea quién era su padre. Desde que Diana nació, ambas, ella y su madre estaban solas en el mundo. Aun asi nada de eso le era lamentable.
Eso fue hasta que su madre murió repentinamente en la edad en la que ella tenia siete años.
— Eso … señorita, si voy temprano mañana por la mañana .
— No, ve ahora mismo.
Diana tenía una cara que estaba a punto de las lagrimas.
— Ve ahora y haz lo que te pedí
La otra criada, que se encargaba del peinado del cabello de la dama, se rió y susurró, con la intención de que Diana la escuchara.
— Oh, mi señora, mire esa mirada. Debes estar completamente asustada
— ¿Qué tiene de difícil esto? ¿Sabes que no lo dejare pasar?
Las perlas de plata era un pedido que se encontraba en el centro de Aquisgrán, tomaba un par de horas viajar en carreta para llegar.
— Todo irá bien mientras vayas de ida, aunque será de noche cuando regreses.
El único problema era que podria no haber un transporte de regreso al territorio de Burdeos a última hora. Tenía que caminar toda la noche si las cosas salian mal.
— … si.
Pero Diana no podía refutar las palabras de la dama.
ฅ^•ﻌ•^ฅ
Y el presentimiento desafortunado no se equivocaba. Cuando termino con su trabajo en la boutique.
Ya estaba anocheciendo y no había transporte de regreso al territorio de Burdeos. Diana caminó sola en una noche oscura, solo apoyándose de la luz de la luna.
"¡No!, no tengo miedo " Me limpie las lágrimas alrededor de mis ojos, seguia caminando, ya que aunque las lagrimas continuaran nadie vendria en mi ayuda.
Diana sostuvo el colgante que estaba sobre su pecho. El colgante, con un retrato pequeño pero detallado, era el único recuerdo de su madre.
Ello la consolaba.
Lady Articia Burdeos no se comportaba de esa manera con ella al principio.
Diana era una compañera de juegos de Lady Articia cuando su madre estaba viva. El recuerdo de correr y estudiar junto con ella aun era claro.
Pero cuando Diana tenía siete años, y perdió a su madre. El barón Bordeos la acogio.
Diana escapó rápidamente de la conmoción de perder a su madre. No, no tenía tiempo para pensar en ello.
Era una niña con problemas por delante.
A este ritmo, seria enviada a un orfanato. Seria horroroso. Se hablaba del orfanato con rumores espantosos. Además, no quería abandonar el lugar donde quedaban rastros de los recuerdos de su madre. Ese era todo el mundo que a Diana le quedaba.
Diana rápidamente comenzó a ayudar a las doncellas. Entonces comenzo a estar entre esa vaga línea, entre amiga y doncella de Articia.
Diana, que era solo una pequeña niña delgada, se convertia en una niña bonita a medida que crecía.
El cabello, que antes solo era gris oscuro, se convirtió en un cabello plateado brillante, y los ojos marrones se volvieron brillantes y vívidos escarlata.
Luego, la forma en que miraban a Diana cambió ligeramente.
Entonces todo cambio, un día, en la fiesta del undécimo cumpleaños de Articia.
En ese dia. El prometido de Articia visitó la casa del barón Burdeos.
Articia estaba hermosamente vestida y esperaba la escolta de su prometido, pero la mirada de el no se apartaba de Diana.
— ¿Cuál es el nombre de la doncella?
Ella como prometida paso a segundo plano.
A partir de ese día, el hostigamiento de Articia comenzo.
ฅ^•ﻌ•^ฅ
Fue cuando. En la esquina del camino oscuro llego un golpe sordo.
Una grupo de sombras negras se reunieron y aparentaban ser siluetas de sombras parecidas a las mias, pero cuando me acerqué, escuché una maldición salir de la boca de alguien. De alguna manera sentí que no debia acercarme más. Pero este era el único camino de regreso a la mansión.
Entonces Diana se detuvo, incapaz de dar un paso más.
— Voy a mirar alrededor y regresare inmediatamente.
Uno de los hombres de la multitud se dio la vuelta y se sacudió el polvo de su ropa.
— ¿Qué?
Fue entonces que nuestros ojos se encontraron.
En el momento en que enfrenté los ojos del hombre a la luz de la luna, todo mi cuerpo se estremecio.
— Hay alguien aquí. Ted, ¿qué estabas haciendo al vigilar?
El hombre escupió esas palabras y otro comenzó a acercarse a él.
— …¿ Sabes lo que acabas de ver?
— No, yo solo estaba…
Cuando Diana intentaba decir algo fue entonces que alguien la interrumpió.
— De todas formas no debería haber testigos.
El grupo de hombres comenzó a rodearla, Diana retrocedió instintivamente. El hombre llamado Ted tomo la muñeca de Diana fuertemente.
"¡Mama!", Diana siempre quería verla, pero en ese momento realmente la necesitaba, no pudo pensar más en otra cosa.
Fue entonces que un fuerte golpe de viento los tomo por sorpresa.
— ¡Que!, ¡Que rayos!
Solo así el hombre aflojó el agarre. En ese momento Diana pudo liberarse.
— ¡ Que diablos!
El hombre sintió que algo escapo de su mano.
Diana escucho un sonido de algo caer, pero lo ignoro. Era el colgante cayendo al suelo.
— ¡Está huyendo!
— ¡Atrapala!
Diana corrió locamente pensando "¡tengo que escapar!, ¿pero dónde?" . Escuchó un grupo de personas tras ella.
No tenía tiempo para regresar al pueblo, Diana salto así a los arbustos en dirección al bosque. Esa era su única esperanza de escape. Diana comenzó a gritar con la intención de que alguien la escuchará.
— ¡Ayuda! ¡Por favor, alguien ayudeme!
Escapo corriendo sin aliento sobre las raíces de los árboles . Fue entonces que uno de los sujetos, tomo del brazo de Diana. En ese momento ella realmente quería morir.
— ¿ Que es eso?
La voz de otra persona se puedo escuchar dentro del bosque. El movimiento de los hombres se detuvo.
— ¿Quien eres?
Un hombre cubierto de barba gritó amenazadoramente.
— ¿Estas escuchado lo que digo?
— ¿Qué pasa? ¡Ese bastardo!
— Oye, oye, ¡me ocupare de ti cuando esté a salvo!
Otro hombre se acercó y detuvo al hombre que buscaba pelear y escupió.
— También me encantaría, estoy harto de este tipo de cosas.
— No te arrepientas ahora.
Los hombres se miraron el uno al otro. En el momento en que uno me arrastrasba hacia el otro.
— ¡Argh!
Pude escuchar el sonido de alguien cayendo junto con un grito.
— ¿Qué, qué es? ¡Qué está pasando!
— ¡Ahhh! ¡Tú, hijo de puta, es magia, magia!
— ¿Por qué hay un mago aquí?
El hombre que sostenía a Diana, al final estaba asustado y se olvidó de ella. Ella cayo, cuando Diana trató de levantarse rápidamente, otra grito sacudió el bosque.
No sabía qué demonios estaba pasando.
— ¡Auxilio, auxilio, auxilio! ¡Aaaah!
Comenzó a asquearse cuando llego el hedor a sangre.
Diana, con la cabeza abajo, cerro la boca.
Los interminables gritos y gemidos desaparecieron repentinamente.
-Trash trash-
Alguien se acercó. Diana tembló sin siquiera pensar en huir.
— ¿Estás bien?
— …
Era un bosque con luz de luna oscurecido por las nubes. Había poco que ver. Era un hombre de larga estatura, llevaba una capucha cubriéndole el rostro.
No podia ver nada.
Diana estaba a punto de levantarse. Pero el cuerpo lleno de temblores no se movió a voluntad.
— ¿No puedes levantarte? ¿Te ayudo?
— ¡Huh!
El hombre se acercó a ella. En el momento en que noto a Diana en estado de pánico. El hombre retiro sus manos con asombro.
—Eso ... no, yo, yo. Ayuda ...
—¡Oye!
— Sálvame. Sálvame, sálvame …
Diana se derrumbó, suplicó salvajemente. No se le ocurrió qué decir. Las lágrimas estallaron.
— Estás completamente asustada
— Oh, oh, oh, oh. Auxilio, por favor, no me mates.
— ¿Por qué te mataría? ¿Dónde está tu hogar?
El hombre extendió su mano nuevamente. La luna, que había estado oculta bajo las nubes, apareció de manera repentina. Una luz clara penetro a través de los árboles en la oscuridad.
Entonces la luz de la luna ilumino la cara de Diana.
— Es peligroso estar solo, así que te acompañare ...
Por un momento el hombre dejó de hablar.
El hombre con una voz completamente ausente dijo:
— … ¿Philipa?
Traductora : Yuki Nozomi y Correctora : Memi
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