Cuando Millard hizo una expresión extraña, Sabelian agregó a la conversación.
— No quiero que me molesten nuevamente los rumores de una disputa innecesaria.
A los oídos de Millard sonaba como una excusa. De repente recordó a su pequeño sobrino Joe Carl.
Es un niño que solo tiene 14 años. Joe Carl solía arrojar flores y bocadillos a una niña un año menor que él, pero no podía hacer contacto visual con la niña.
¿Por qué pensó en su sobrino? No podía creer que recordó al niño en cuanto vio al Rey de Hierro. Era absurdo y divertido.
Como Sabelian ya parecía haber perdido interés en el ajedrez, Millard se levantó de su asiento.
— Ahora están callados, pero en algún momento empezarán de nuevo. A menos que nazca un niño.
— No me importa. El próximo rey será Blanche. Además, el Duque Raven no parece tener ninguna intención de casarse todavía.
Sabelian de repente frunció el ceño como si hubiera pisado una espina. Raven, el nombre que dijo sin querer, se pegó a la raíz de su lengua.
El nombre le recordó la escena en la que Raven estuvo con Abigail la última vez, los dos parecían congeniar. En realidad no era nada especial. Raven casi siempre sonreía a todos.
Hasta ahora, Raven y Sabelian nunca se han opuesto políticamente. Raven, quien ha estado viviendo como un hombre en silencio. No era molestado para casarse o tener hijos. Simplemente no tenía interés en el poder.
Pero cada vez que lo miraba, se sentía incómodo sin saberlo.
Mientras tanto, Raven se acercó a Abigail. En ese instante Sabelian recordó a Abigail y Raven bailando el año anterior. El miedo de repente encendió sus sentidos.
Raven tenía un temperamento dulce. Abigail tampoco parecía sentirse incómoda con Raven. Abigail podría enamorarse de esa figura amigable.
La pensamientos que Sabelian imagino lo pusieron más nervioso.
Como un jugador de ajedrez que se impulsaba por el poder, el se preguntaba cómo podría obtener su corazón.
Se le ocurrió algo mientras agonizaba con la boca cerrada.
«Sí, es su cumpleaños pronto.»
Sabelian, que había estado perdido en sus pensamientos durante mucho tiempo, llamó al criado y ordenó.
— Deberías llamar a los mercaderes que Abigail solía llamar al palacio. No dejes nada fuera.
El cabello resbaladizo al roce de mis dedos provocaba cosquillas al trenzar una cola de caballo para Blanche.
Blanche tarareaba en voz baja como si estuviera de buen humor. La niña en mis brazos era tan suave y cálida como un animal pequeño.
— Vamos, está hecho. Princesa Blanche.
Recogí el espejo que había puesto sobre la mesa. Blanche, se vio.
— ¡Guau! ¡Es tan lindo! ¿Cómo colocaste flores? — dijo sorprendida.
Fue un trabajo que la dejó satisfecha. Había rosas a ambos lados de la cabeza de Blanche. El cabello estaba trenzado, se miraba tan suave y esponjoso.
— ¡Eres como un mago!
— ¿Como supiste?
Respondí juguetonamente, golpeando suavemente la mejilla de Blanche. De una forma bastante novedosa, Blanche mantuvo los ojos abiertos en el espejo.
— Creo que Abigail es increíble. Sabes cómo hacer ropa bonita, sabes cómo hacer un peinado bonito…
— Me alegro de que te guste.
Al ver a Blanche hablar, me sentí orgullosa. Sentí que lo aprendido en mi anterior vida no fue en vano.
«Mañana le trenzaré el pelo también. ¿Qué tipo de estilo podría gustarle? ¡Sería lindo trenzarlo simplemente en coletas!»
— Abigail.
Blanche me estaba mirando sobre el espejo. Me reflejaba en sus grandes ojos azules.
— ¿Sí? Princesa Blanche.
— ¿Tu no trenzas tu cabello Abigail?
«¿Eh? ¿Yo?»
Blanche me miraba con ojos inocentes, así que entré en pánico por un momento.
— Está bien. Prefiero peinar a otros.
— También te verías bonita con cabello trenzado. Abigail ni siquiera usa accesorios…
Blanche habló con una voz mitad emocionada y mitad decepcionada.
Bien, ¿Cómo podría explicarle esto?
Me interesa la moda en general, pero rara vez me he arreglado a mi misma. Abigail por supuesto tiene una hermosa figura, pero yo en mi vida anterior era fea y gorda.
El mirar a Blanche con trenzas y rosas en su cabello, era realmente una apariencia bella, pero si lo hiciera en mi, estoy segura de que me vería ridícula.
Fue por esa razón por la que decidí ser diseñadora de ropa para niños.
Cuando estaba en la universidad solía probarme la ropa que creaba. Pero realmente nunca pude utilizarla. La ropa de mujer que diseñaba era hecha de acuerdo a un cuerpo esbelto de una modelo.
Eran ropas que no me podía permitir usar, yo era bajita y gorda.
La ropa de talla libre que se vendía en la calle no me quedaba bien. Parecía que las personas solo serían aceptadas en la sociedad si su peso fuera menor a 55.
Y fue lo mismo para los accesorios. Una mujer que no es bella se convierte en objeto de burla. Entonces, incluso si estaba interesado en la moda o los accesorios, no lo mostraba.
Tenía miedo de ser despreciada. Era mejor ser burlada y ridiculizada por el hecho de no arreglarse, a qué ser burlada por si hacerlo.
Ahora que soy una mujer hermosa, por supuesto que no había nada que temer.
Aun así tenía miedo de que si me miraba a la cara en el espejo, me vería a mí misma y no a Abigail.
¿Algún día podría aceptar la cara de Abigail como mía?
No podía contar esta historia frente a Blanche.
— Estoy satisfecha con hacer que Blanche tenga ropa bonita. — Dije acariciando la cabeza de Blanche.
— Pero usted…
Blanche todavía tenía una mirada preocupada. La niña abrió la boca.
— ¿No lo haces porque no tienes suficiente dinero?
«¿Eh? ¿De qué está hablando?»
— Me compraste ropa de primavera, siempre me compraste ropa y zapatos ... ¡Te daré mi dinero! ¡Usalo todo!
Blanche habló con los dos puños cerrados. Con la determinación de perder todo su presupuesto.
— ¡Oh, no! No es así. Tengo mucho presupuesto. ¡Su Alteza nos ha dado más dinero para el banquete!
Quiero decir, el presupuesto era realmente amplio. Más bien, fue un problema porque había demasiado presupuesto.
Todo el gasto de estos días ha estado en ropa y los costos laborales que le doy a los estilistas. Incluso después del banquete, quedaría mucho presupuesto. ¿Estará bien obtener tanto? ¿Estarán bien nuestro fondos?
Ugh, estaba preocupada porque no tenía dinero en mi vida anterior, pero ahora estoy preocupada porque tengo mucho dinero en mi vida actual. Si se tratara de Abigail, lo habría usado fríamente.
— Simplemente no estoy interesado en los accesorios, así que no te preocupes.
— Accesorios ... ¿No te gusta?
El rostro de Blanche se tornó sorprendido. La niña murmuró impotente.
— Oh, ¿qué debo hacer…? Entonces el regalo de Abigail…
— ¿Qué? ¿Un regalo?
— ¡Ah! ¡Eso, eh ...!
Blanche bloqueó su boca con su pequeña mano, se dio cuenta de su murmullo tardíamente. Pero las palabras filtradas no podrían ser pasadas por alto.
— Uh... Lo iba a mantener en secreto.
Los hombros de Blanche cayeron y me miró.
— Un regalo de cumpleaños para Abigail …
«Oh, me ibas a dar accesorios como regalo.»
— Me preocupa lo que debería hacer por el regalo de cumpleaños de Abigail... porque ella siempre me da buenos regalos y quiero darte algo agradable.
Mis labios temblaban mientras miraba el rostro avergonzado de Blanche.
No debería reírme, pero era tan linda que no podía evitar mi risa. No puedo creer que esté tan preocupada por mi regalo de cumpleaños.
Acaricié el cabello de Blanche. ¡Tu pequeño ángel dulce! Estoy segura de que te estás volviendo loca en el cielo. Eres el ángel más encantador en problemas.
— Gracias, Princesa Blanche, pero no hace falta un regalo. Estoy feliz con su corazón.
— Pero…
Cuando Blanche dudaba, Norma entró.
— Sra. Abigail. Su Alteza está aquí. — dijo Norma mientras se inclinaba profundamente.
— ¿Su Gracia?
La comida fue ayer. Estuvimos juntos por un corto tiempo por la noche, y me preguntaba por qué se presentaba durante el día.
— Permítele pasar.
Después de un rato, entró Sabelian. Blanche saltó de su asiento y lo saludó.
— ¿Cómo has estado, padre?
— Bien, ¿Estas con Abigail?
No sabía que estaba con Blanche. Su mirada cayó en la cabeza de Blanche por un momento.
«¿No es bonito su cabello trenzado? ¡Date prisa y reconoce mi trabajo!»
Pero en lugar de elogiarlo, solo hizo preguntas con voz seria.
— ¿Qué es ese peinado? Estás dejando tu dignidad.
— Oh, sí... esto es lo que hizo Abigail...
— No puedo sentir tu dignidad, pero es muy bonito. Te ves bien y brillante. No solo tienes que hacerlo en privado.
— Ya veo, gracias…
Su cambio de reacción estaba el nivel de los aficionados de un equipo nacional de soccer.
Como resultado, le dijo a Blanche que era linda, así que lo dejaré ir por esta vez.
— Su Alteza, por cierto, ¿qué lo trae por aquí?
Pregunté con una voz bastante tímida. Sabelian tosió varias veces.
— Es tu cumpleaños pronto. Por eso te traje un regalo.
¿Eh? ¿Regalo? Tan pronto como las palabras de Sabelian terminaron, los sirvientes se apresuraron a entrar.
Todos llevaban cajas elegantes. Tenía sentido decir que la caja en sí mismo era un regalo.
Sabelian tomó una caja con las manos. Cuando abrió la caja, el collar atrapó la luz del sol y brilló.
Era un collar de zafiro de gran tamaño que se parecía a la pupila de Sabelian, un azul profundo que parece que está a punto de ser absorbido. Cada vez que el sol entraba en contacto, docenas de luces azules deslumbraban los ojos.
El zafiro también era caro, incluso los pequeños diamantes a su alrededor habrían costado una fortuna.
«Loco, ¿Cuánto gastó en esto?»
Las sirvientas que lo rodeaban también tenían los ojos muy abiertos.
— Hay otras cosas.
Ante sus palabras, los sirvientes abrieron cajas uno tras otra. Tiaras, anillos, pulseras, aretes… cada vez que se abría la caja, gemidos de exclamación salían de la boca de las doncellas.
— ¿Te gusta?
Después de todos los regalos, la voz de Sabelian era tranquila.
— Oh, sí... me gusta.
Estaba estupefacta. ¿Por qué me daba esto de repente? Era demasiado para un regalo de cumpleaños. Nunca he hecho nada digno para recibir esto.
Esperaba que estuviera feliz de haber recibido algunos regalos preciosos. En cambio me sentí bastante incómoda.
Es algo que no podría utilizar si lo tuviera de todos modos. ¿Qué pasa si la gente a tu alrededor dice que es extravagante?
Estaba tan rígida como una roca, sin recibir ni rechazar los regalos que me había dado. Sabelian solo me miraba. Parecía curioso y habló.
— Me gustaría hablar con la Reina por un momento, así que por favor retirense. — dudó y añadió a sus palabras. — Blanche, también debes salir por un momento.
«¿Eh? ¿Por qué dejas salir a la gente? »
Los sirvientes se retiraron sin decir una palabra. Porque si el rey te dice que lo hagas, tienes que hacerlo.
Blanche también echó un vistazo y se fue. En cuanto quedamos solo los dos, fluyó una atmósfera incómoda.
¿Es porque no me gusto cuando recibí el regalo? Oh, debí haber actuado, pero fui estúpida.
En medio del nerviosismo llegó la voz de Sabelian.
— ¿No te gusto el regalo?
Eché un vistazo a su cara. No parecía estar enojado. Parecía curioso y dudoso..
— Oh, es ... no es que lo odie. Es demasiado.
— No es mucho.
Habló con calma. No sentía ninguna falsedad, e incluso casi lo creía.
— Puedo darte más que eso. Nunca es demasiado.
Traductora : Ann y Correctora: Memi