Sabelian puso a Abigail en la cama. Dormía plácidamente, en verdad parecía una niña justo ahora. 


Entonces la cubrió con la fina manta hasta taparle más allá de los hombros. Y susurro mientras observaba su rostro.


— Buenas noches mi Reina. 


Al terminar de pronunciar las palabras, que la reina nunca oiría, salió por completo de la habitación. Tenía su cara completamente roja de oreja a oreja, pero Sabelian no lo notó.


En la fiesta del té.


El sol brillaba sobre la cabeza de las jóvenes. Las hojas, como los volantes de los vestidos, eran brillantemente traslúcidas bajo la luz del sol. 


Las jóvenes niñas se sentaron a la sombra de un árbol. Era algo vulgar e incómodo pero las brillantes expresiones de ellas eran muy gratificantes.


Cuando el viento soplaba, el dobladillo de los vestidos camiseros que usaban las niñas pequeñas revoloteaba ligeramente. Una risa suave se extendió entre ellas.


— ¡Joven dama, compraste un nuevo vestido!


— Si, lo compre por tercera vez, ahora no puedo dejar de usarlo.


Asintieron entre ellas como si entendieran de lo que hablaban, cayeron en cuenta de que todas las que estaban sentadas debajo del árbol usaban vestidos camiseros. 


Después de la fiesta de Fundación Nacional, había surgido una nueva moda en los círculos sociales. Esta era un vestido camisero. 


Abigail, como lo había prometido, les regaló a las niñas un vestido camisero. Las pequeñas se enamoraron inmediatamente del obsequio que usaban por primera vez.   


Tal y como dijo Blanche, la ropa era ligera, cómoda y fresca. El diseño inocente también estimuló los corazones de las jóvenes damas. 


A medida que se extendió la popularidad del vestido camisero, éstos adquirían más colores. 


Belleza y comodidad, un atuendo diseñado por la mismísima reina. El vestido camisero arrasó el mundo social con el sobrenombre de "Queens" (vestido de la reina). 


— La envidio joven Watley. El vestido camisero de la Reina es el más hermoso. 


Las muchachas vieron a Watley. Ella llevaba un vestido camisero que le había regalado la Reina. La joven Watley sonrió ante ello. 


— Eso pienso. Fui a una modista y pedí que me confeccionarán el "Queens". El vestido de la Reina es el mejor. Sin duda es … más elegante. 


Era difícil decirlo con precisión, pero la pequeña decoración y los detalles eran muy diferentes a cualquier otra ropa. Ante esto, una joven muy emocionada se deleitaba con una mirada brillante. 


— En verdad me sorprendió que la Reina te ofreciera un regalo. A diferencia de los rumores ella es muy amable.


La joven Watley asintió. Luego en un tono ligeramente excitado dijo: 


— Si. Honestamente, al principio tenía mucho miedo, pero ella fue muy amable. La princesa Blanche se veía muy feliz a su lado.


— Las dos llevaban el mismo vestido. ¿Recuerdan, cuando bailaron con nosotras?


— Si. Fue un baile realmente encantador. Además bailó con el rey.

— El desacuerdo que sucedió entre ellos ¿Fue mentira? Entonces, Karin….


Ella no pudo terminar de hablar. Fue porque una joven que estaba a su lado le golpeó el costado del abdomen con su codo. 


Fue entonces que todas las chicas jóvenes miraron en una dirección. Alguien se acercaba. Eran un grupo de damas que vestían atuendos incómodos de marca "La Francaise".


Karin fue la primera en llegar. Tenía una mirada noble. Las niñas se levantaron de sus asientos.


— Hola Karin ¿Estás bien?

— Todo bien.  


Karin mantuvo sus labios escondidos tras un abanico. Se sentó cuidadosamente en el asiento en donde se encontraba la tela que cubría al césped. Como el vestido era ancho, su lugar se llenaba simplemente sentándose. 


En cuanto se sentó, las niñas hicieron lo mismo. Las jóvenes que llegaron después se acoplaron. 


— Karin ¿Quieres un poco de caviar?


— Lo siento, ¡Odio por completo el caviar!  


Con asombro Karin comenzó a gritar.


— Cuando observo el caviar solo puedo sentir urticaria. Así que quitalo de mi vista ¡Ahora! 


— ¿No le gusta el caviar? 


Susurro una joven mientras cerraba la canasta de picnic.  


La cara de Karin estaba totalmente roja por el clima. Ella tosió un poco mientras observaba a las jóvenes damas. Entonces dijo:


— ¿Este clima caliente es común en un picnic? ¿No podríamos entrar? 


— Es cierto que hace un poco de calor. Seria bueno si usaras un vestido camisero, estarias mas fresca. 

 

Sugirió una joven sin malicia. En ese momento, los ojos de Karin se afilaron. Su boca ya no estaba cubierta por el abanico. 


— Por más calor que tenga no puedo llegar a usar un vestido que se asemeja a estar desnuda 


Karin soltó una risa. 


— Se mira un poco frívola con el vestido que lleva puesto.


Comentaron entre susurros las jóvenes que vestían el camisero.      


Nadie podía decir nada en voz alta. Karin era el centro dentro de la familia del Duque. Decir algo imprudente sería perjudicial. 


Las niñas comenzaban a quedarse calladas. Entonces Karin continuó hablando. 


— Los aristócratas están obligados a tener dignidad. Si eliges la comodidad ¿Entonces qué es lo que te diferencia de la gente común? ¿No estoy en lo correcto? 


— Es cierto. Lady Karin es todo una dama.


Respondieron algunas damas como si estuviera de acuerdo con ella. Sin embargo, durante ese tiempo, la joven no pudo superar el calor que tenía.


Karin estaba acalorada pero trato de no expresarlo. Ella se mantuvo firme.


— Incluso como jóvenes no solo debemos buscar comodidad, si no debemos permanecer con dignidad. En nuestra actitud se refleja la educación.


— ¡Lamento haber llegado tarde!  


Una voz aguda y agitada se escuchó a lo lejos. Karin miró hacia atrás e inmediatamente frunció el ceño.


Era Clara, quien se acercaba a pasos apresurados. Ella también llevaba un vestido camisero. Cuando llegó al fin a su destino tomó asiento tratando de recobrar el aliento. 


— ¿De qué hablaban? Oh, Hola Karin, es bueno verte.


Las jóvenes las observaban, Clara se miraba incómoda. Su posición de doncella de la reina no le favorecía mucho en esa situación. 


— ¿Clara, qué haces aquí? Pense que estarias en el palacio.


— La Reina me concedió unas vacaciones, fue muy amable.


La situación era incómoda.


— ¡Oh, todos, miren esto!


Clara sonrió y mostró lo que tenía en sus manos. Parecía una pequeña bolsa, pero la tela era lujosa y estaba bordada a mano con flores decorativas. También tenía cuerdas largas, por lo que parecía fácil de transportar.  


— ¿Qué es eso?  


— Es un “bolso” para su Majestad.


La desventaja del vestido camisero era que no tenía bolsillos. Por eso mismo a veces se sentía incómodo. 


Pero ahora que había un bolso así. No habría problemas. Tenía un delicado bordado unido a flores llamativas. Parecía más un accesorio.


— Es hermoso. Su majestad estará más que encantada. Clara eres muy hábil.


— ¿En serio? ¡Además, le pedí al chef de la corte que preparará el postre para nosotras!


Cuando Clara se dio la vuelta, el mozo que le había acompañado mostró una canasta pequeña. 


Dentro de ella había una deliciosa tarta de durazno. Tenía un dulce cremoso por encima y al estar espolvoreado con azúcar parecía una joya.


Los niños al verlo lo rodearon por completo. El melocotón que adornaba la cima parecía una luna rodeada de estrellas azucaradas. 


El aroma dulce se propagó al instante.


— ¡Dios mio, tarta de durazno hecho por un chef de la corte!


— ¡Se ve delicioso!  


Mientras las chicas se reían y gritaban con un tono muy alegre, había alguien que mantenía una mirada endurecida. 


Karin no pensó en controlar su expresión de amargura. Solo observaba la tarta de durazno. 


Las jóvenes volvieron a elogiar a Abigail. Ellas comenzaron a hablar una con la otra. 


Todas sabían que Karin estaba todos los días de mal humor, así que a nadie pareció importarle. Siempre era quien recibía la atención, tal vez ese era su problema. 


Aguantó con paciencia mirando y escuchando todo lo que hablaban. Si echabas un vistazo, se miraba ridículo. 


Por eso quería sentarse lejos. Fue en eso que Karin se levantó. 


En ese momento las jóvenes miraron apresuradamente a Karin. Ella miró a su alrededor y dijo:  

 

— Disculpa ¿Que estas haciendo? No todo el mundo está interesando en eso.


— ¡Sí, Sí! 


Estar junto a Karin era abrumador. Ella se levantó y comenzó a caminar. Clara no sabía la causa de sus acciones. 


No era bueno. Karin se encontraba notablemente molesta, mucho más debido al calor.


La cara de mujer distinguida que llevaba era muy fuerte. Sería mejor que se retirará esa máscara de hipocresía. ¿Cuán frío podría ser su corazón? 


«Me asegurare de quitarle ese rostro altanero. Entonces todo lo tiene estará en mis manos.» 


Karin pensó y miró hacia atrás. Los niñas aún comían rebanadas de tarta con helado de limón. 


El viento sopló. Los vestidos camiseros se elevaron libremente y brillaron con el sol.


La nuca de Karin estaba roja y con gotas de sudor. Observó fijamente el entorno. 


«No debes mostrar tu cuerpo en ningún momento»


Esa fue la enseñanza de su padre. 

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Tome una cucharada del helado de limón. Cuando lo puse dentro en mi boca el postre se derritió dejando solo una sensación agridulce.


«Vuelvo a mencionarlo, nuestro chef es increíble.» 


Esto era lo mejor que se podía comer en un día caluroso. 


— ¿Blanche, esto es de tu agrado?  


— ¡Si, es delicioso!


Blanche sonrió radiantemente. Su sonrisa era más fresca que el limón.


Sentía que estaba recibiendo vitaminas por todo el cuerpo. Pero poco después se deprimió un poco 


— Desearía que estuviese aquí…  



Dijo mirando a un lado. El asiento que observaba estaba completamente vacío. 


Después de la fundación del país, Sabelian no pasaba tiempo con nosotras.


El participaba en la cena. Además, pasaba por mi habitación todas las noches. No hubo nada fuera de lo normal. Esa era su rutina. Aunque ayer no lo habia visto. 


— Creo que los asuntos nacionales lo mantienen muy ocupado.


«Si tiene tanto que hacer entonces debería darse prisa.» 


No, eso estaba bien. Yo podría obtener tiempo para mí misma. Tome otra cucharada del postre de limón. El helado mantenía la temperatura de mi cuerpo baja.

 

— Vendrá para la próxima cena. De todos modos, ¿Es un lindo dia, no? Princesa Blanche.


— ¿Si? ¡Ah, Sí! No pasa nada. 


— Gracias al cielo que es así. 


Había algo estuvo en mi mente en cuanto termine el helado. 


Eso era la identidad del hombre de cabello castaño que estaba mirando a Blanche. Parecía que lo hacía de manera personal.


         Traductora :  Mika  y Correctora: Memi


   Holis soy arianna su lider quería decirles que si en un caso me llegó a demorar con subir los caps no se enojen ni nada es que la semana que viene comienzo con los aportes de cole y tengo que estudiar :"v desgraciadamente igual tratare de subir la mayoria de caps al sitio 馃憣


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